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miércoles, 6 de abril de 2011

PRACTICA DE MINERALES

http://www.google.es/url?q=http://ies.rosachacel.colmenarviejo.educa.madrid.org/aurora/adjuntos/labora3/minerales.pdf&sa=U&ei=-neZTeLdMo2XhQfMw4n0CA&ved=0CBkQFjAH&usg=AFQjCNFSq2AqPvagJA9eIeVhPCsPgTUkbw
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Goles: Adebayor (2), Di María (1) y Cristiano Ronaldo (1)

MINERALES VENENOSOOS

Los minerales de arsénico son los más importantes de entre éstos, tanto por su abundancia como por su elevada toxicidad, y siempre deben manejarse con precaución.
     Todos aquellos que son solubles, como los óxidos y los arseniatos de metales alcalinos y algunos de los alcalinotérreos son muy peligrosos, deben manejarse con extremo cuidado y no dejarse nunca al alcance de niños.
Entre estos minerales están:
arsenolita
claudetita (poco más de 100 miligramos pueden causar la muerte)
farmacolita
picrofarmacolita
weilita
bukowskita
guerinita
haidingerita
rauenthalita
hoernesita
mcnearita
y muchos otros .
         Al disminuir la solubilidad, disminuye el riesgo, pero otros arseniatos, como la escorodita, eritrina o annabergita, y sulfuros como oropimente y rejalgar, exigen aun adoptar ciertas precauciones. En el extremo de la escala de peligrosidad están minerales como el Mispíquel (arsenopirita) o la mimetita, con los que basta el sentido común.
         Debe tenerse en cuenta también la presencia de minerales peligrosos "camuflados" Por ejemplo, la alteración por la acción de la luz del rejalgar produce óxidos de arsénico, así como la oxidación del arsénico nativo, y ya hemos dicho que su solubilidad los hace muy peligrosos. El mispíquel, al aire libre se altera fácilmente, formando una costra que incluye arseniatos más o menos solubles. Por lo tanto debe tenerse cuidado especialmente con los materiales de escombreras que contienen minerales de arsénico (no sólo filones de sulfuros; el mispíquel abunda también en algunas pegmatitas), no comiendo ni fumando sin lavar antes las manos.
        Son especialmente peligrosos los antiguos hornos de tostación y sus chimeneas, conductos, etc., que pueden estar recubiertos de una gruesa capa de óxidos de arsénico. En algunas escombreras o minas de carbón en las que se ha producido una combustión espontánea pueden aparecer también óxidos o sulfuros de arsénico.
        El antimonio es un pariente próximo del arsénico. Aunque es menos venenoso, debe tenerse cuidado especialmente con los minerales pulverulentos llamados a veces ocres de antimonio, producto de alteración sobre todo de la estibina. Entre ellos están la cervantita, senarmontita, estibiconita, bindehimita y otros, que abundan en las escombreras de las minas de antimonio. Estos minerales representan un riesgo adicional cuando los ejemplares de antimonita se tratan con ácidos para eliminar la calcita que la acompaña, y a veces engloba completamente los cristales. En primer lugar se forman compuestos de antimonio solubles y venenosos. Pero además puede formarse el hidruro de antimonio, un gas muy tóxico. Este compuesto se forma en presencia de metales atacables por el ácido que se está usando, como por ejemplo el hierro, por lo que nunca deben emplearse objetos metálicos (recipientes, pinzas, etc.) cuando se limpien con ácido minerales de antimonio.
         El bismuto, tercer miembro de esta familia, no suele representar un riesgo serio debido a su relativamente baja toxicidad y la insolubilidad de sus minerales.
          Como ya se ha dicho antes, la solubilidad es decisiva en el caso del bario. Los minerales solubles, como la witherita, alstonita y baritocalcita pueden ser peligrosos, sobre todo en forma pulverulenta. Lo mismo sucede con los fluoruros. La villiaumita es muy venenosa, y su color rosa y su exfoliación hacen que un niño pueda confundir ciertos ejemplares con un caramelo. Una pieza de ese tamaño puede resultarle mortal.
         La fluorita, en cambio, no requiere evidentemente ninguna precaución especial en su manejo.
         Los minerales solubles de hierro y cobre, como la calcantita y melanterita, son relativamente venenosos, y de hecho causan intoxicaciones de niños con cierta frecuencia, probablemente al confundir sus cristales (artificiales en la mayor parte de los casos) con caramelos. La calcantita es especialmente peligrosa, ya que tiene un sabor metálico dulzón que no resulta especialmente desagradable, así como la melanterita. Este último material (de origen artificial) es una de las causas importantes de intoxicaciones infantiles en Estados Unidos. Otros minerales de hierro son menos tóxicos y en muchos casos su sabor es suficientemente repugnante como para que la cantidad ingerida, y el riesgo corrido, no resulte muy grande.
        Un científico especialista en alimentos escribió una vez que, a dosis excesivas, todo puede resultar nocivo, incluso el amor de una madre. Lo mismo puede decirse de la halita, silvina, carnalita, sulfatos y carbonatos de sodio, y potasio, nitratos, y fosfatos y boratos solubles, que en general no representan un riesgo cuando se encuentran en una colección de minerales, aunque los boratos (de los que unos cuantos gramos pueden ser letales para un niño) tienden a acumularse en el organismo, y los nitratos unen a una cierta toxicidad la posibilidad, en determinadas circunstancias de intervenir en la formacion de nitrosaminas, substancias reconocidas como cancerígenas.

MINERALES

   MINERALES     RADIACTIVOS
         El uranio es por si mismo un elemento tóxico, afectando especialmente a los riñones, lo que debe tenerse presente al manejar sus minerales.
        Además, tanto sus minerales como los de torio presentan básicamente tres tipos de riesgos debidos a la radiactividad. Estos riesgos son la irradiación externa, la irradiación interna por ingestión y la irradiación interna por inhalación de los productos de fisión del radón.
       La irradiación externa no suele ser excesivamente serio por varias razones. En primer lugar, una parte importante de la emisión del uranio y torio es en forma de partículas alfa. Su poder de penetración es muy reducido, deteniéndolas en su mayor parte una pequeña capa de aire, o una hoja de papel. Por supuesto, el propio mineral detiene todas las que proceden de su interior. Además, al disminuir la radiación recibida con el cuadrado de la distancia, simplemente colocando los ejemplares en la parte más interior de los cajones o vitrinas se reduce mucho la dosis. Evitando actuaciones evidentemente imprudentes, como coleccionar muestras de tamaño grande y muy ricas, almacenar muestras duplicadas debajo de la cama, llevarlas en el bolsillo, o convertir la casa en una "anomalía radiactiva", como cierto coleccionista americano, cuyo desván fue detectado en una campaña de prospección aérea de minerales de uranio, la irradiación externa no es muy preocupante.
       La irradiación interna por ingestión puede evitarse no comiendo ni fumando mientras se manipulan los minerales, lavándose las manos después, etc. Como en el caso de la toxicidad, la solubilidad del mineral, y su grado de división, resultarán también importantes. Afortunadamente, en este caso muchos minerales con tendencia a aparecer en forma pulverulenta, como la carnotita, son también muy insolubles.
       La irradiación interna por inhalación de los productos de fisión del radón puede ser el de mayor riesgo de los minerales radiactivos.
Este gas es un producto de desintegración del radio que a su vez lo es de la del uranio. En los minerales primarios antiguos, estos elementos están en equilibrio, mientras que en los secundarios, más modernos en general, es posible que el contenido de radio y la emisión de radón sea menor. El torio también emite radón en su desintegración, pero otro isótopo diferente. El radón es un gas químicamente inerte, con una vida corta. El riesgo principal aparece cuando se desintegra, dando lugar a isótopos químicamente muy reactivos y de vida relativamente larga, que se unen a cualquier partícula presente en el aire (procedente por ejemplo del humo del tabaco) y pueden así alcanzar e irradiar los pulmones. Se considera que esta irradiación es un factor de riesgo importante en la aparición del cáncer del pulmón. Las medidas de precaución a adoptar pueden ir desde guardar los minerales radiactivos en lugares ventilados a hacerlo en recipientes herméticos. La combinación radón-humo de cigarrillos es especialmente nociva, por lo que no fumar es también una forma de reducir el peligro
Venenos químicos

Venenos químicos, corrosivos o cáusticos, son todos aquellos ácidos y álcalis, tanto orgánicos como inorgánicos, que poseen acción nociva local y general. In situ pueden provocar necrosis o esteras de tejidos. Los más característicos son: ácidos clorhídrico, sulfúrico, acético y oxálico, fenoles, lejías, etcétera