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miércoles, 6 de abril de 2011

MINERALES VENENOSOOS

Los minerales de arsénico son los más importantes de entre éstos, tanto por su abundancia como por su elevada toxicidad, y siempre deben manejarse con precaución.
     Todos aquellos que son solubles, como los óxidos y los arseniatos de metales alcalinos y algunos de los alcalinotérreos son muy peligrosos, deben manejarse con extremo cuidado y no dejarse nunca al alcance de niños.
Entre estos minerales están:
arsenolita
claudetita (poco más de 100 miligramos pueden causar la muerte)
farmacolita
picrofarmacolita
weilita
bukowskita
guerinita
haidingerita
rauenthalita
hoernesita
mcnearita
y muchos otros .
         Al disminuir la solubilidad, disminuye el riesgo, pero otros arseniatos, como la escorodita, eritrina o annabergita, y sulfuros como oropimente y rejalgar, exigen aun adoptar ciertas precauciones. En el extremo de la escala de peligrosidad están minerales como el Mispíquel (arsenopirita) o la mimetita, con los que basta el sentido común.
         Debe tenerse en cuenta también la presencia de minerales peligrosos "camuflados" Por ejemplo, la alteración por la acción de la luz del rejalgar produce óxidos de arsénico, así como la oxidación del arsénico nativo, y ya hemos dicho que su solubilidad los hace muy peligrosos. El mispíquel, al aire libre se altera fácilmente, formando una costra que incluye arseniatos más o menos solubles. Por lo tanto debe tenerse cuidado especialmente con los materiales de escombreras que contienen minerales de arsénico (no sólo filones de sulfuros; el mispíquel abunda también en algunas pegmatitas), no comiendo ni fumando sin lavar antes las manos.
        Son especialmente peligrosos los antiguos hornos de tostación y sus chimeneas, conductos, etc., que pueden estar recubiertos de una gruesa capa de óxidos de arsénico. En algunas escombreras o minas de carbón en las que se ha producido una combustión espontánea pueden aparecer también óxidos o sulfuros de arsénico.
        El antimonio es un pariente próximo del arsénico. Aunque es menos venenoso, debe tenerse cuidado especialmente con los minerales pulverulentos llamados a veces ocres de antimonio, producto de alteración sobre todo de la estibina. Entre ellos están la cervantita, senarmontita, estibiconita, bindehimita y otros, que abundan en las escombreras de las minas de antimonio. Estos minerales representan un riesgo adicional cuando los ejemplares de antimonita se tratan con ácidos para eliminar la calcita que la acompaña, y a veces engloba completamente los cristales. En primer lugar se forman compuestos de antimonio solubles y venenosos. Pero además puede formarse el hidruro de antimonio, un gas muy tóxico. Este compuesto se forma en presencia de metales atacables por el ácido que se está usando, como por ejemplo el hierro, por lo que nunca deben emplearse objetos metálicos (recipientes, pinzas, etc.) cuando se limpien con ácido minerales de antimonio.
         El bismuto, tercer miembro de esta familia, no suele representar un riesgo serio debido a su relativamente baja toxicidad y la insolubilidad de sus minerales.
          Como ya se ha dicho antes, la solubilidad es decisiva en el caso del bario. Los minerales solubles, como la witherita, alstonita y baritocalcita pueden ser peligrosos, sobre todo en forma pulverulenta. Lo mismo sucede con los fluoruros. La villiaumita es muy venenosa, y su color rosa y su exfoliación hacen que un niño pueda confundir ciertos ejemplares con un caramelo. Una pieza de ese tamaño puede resultarle mortal.
         La fluorita, en cambio, no requiere evidentemente ninguna precaución especial en su manejo.
         Los minerales solubles de hierro y cobre, como la calcantita y melanterita, son relativamente venenosos, y de hecho causan intoxicaciones de niños con cierta frecuencia, probablemente al confundir sus cristales (artificiales en la mayor parte de los casos) con caramelos. La calcantita es especialmente peligrosa, ya que tiene un sabor metálico dulzón que no resulta especialmente desagradable, así como la melanterita. Este último material (de origen artificial) es una de las causas importantes de intoxicaciones infantiles en Estados Unidos. Otros minerales de hierro son menos tóxicos y en muchos casos su sabor es suficientemente repugnante como para que la cantidad ingerida, y el riesgo corrido, no resulte muy grande.
        Un científico especialista en alimentos escribió una vez que, a dosis excesivas, todo puede resultar nocivo, incluso el amor de una madre. Lo mismo puede decirse de la halita, silvina, carnalita, sulfatos y carbonatos de sodio, y potasio, nitratos, y fosfatos y boratos solubles, que en general no representan un riesgo cuando se encuentran en una colección de minerales, aunque los boratos (de los que unos cuantos gramos pueden ser letales para un niño) tienden a acumularse en el organismo, y los nitratos unen a una cierta toxicidad la posibilidad, en determinadas circunstancias de intervenir en la formacion de nitrosaminas, substancias reconocidas como cancerígenas.

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